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La Comida y Nuestro Estado de Ánimo

Algo muy interesante de los alimentos es que contienen sustancias químicas con la capacidad de modificar nuestro estado de ánimo. Aunque seguir una dieta balanceada nos aporta nutrientes esenciales para nuestro cuerpo, también puede contribuir a mejorar nuestras emociones

Está comprobado que las personas que siguen una dieta balanceada rica en fruta y verduras tienen un mejor estado de ánimo, se sienten más felices y satisfechos.
 
Es bien sabido que al comer (sobre todo si son alimentos que nos gustan mucho) nos sentimos bien, con energía para continuar cumpliendo con nuestras actividades cotidianas. Esto se debe a que los alimentos contienen sustancias químicas con la capacidad de modificar nuestro estado de ánimo.
 
El cerebro es el responsable de regular los neurotransmisores encargados de afectar de forma positiva o negativa nuestro estado de ánimo. 1 www.frontiersin.org Esto quiere decir que le indica a nuestro cuerpo cuál hormona segregar en un determinado momento.
 
Hormonas como la dopamina y la norepinefrina (la primera aumenta con el consumo de chocolate) producen una sensación de alerta y nos llenan de energía. En cambio la serotonina causa tranquilidad y sosiego.
 


 

EL PAPEL DE LA COMIDA EN EL ESTADO DE ÁNIMO

Cuando comemos nuestro cuerpo produce energía y absorbe los micronutrientes gracias a las bacterias que se encuentran en los intestinos. Las comidas ricas en fibra son la mejor opción para tener una flora intestinal saludable, capaz de enviar mensajes al cerebro diciéndole que estamos satisfechos. 2 www.ncbi.nlm.nih.gov
 
A través de los años, diversas investigaciones identificaron que ciertos productos químicos aportados por los alimentos, influyen en la producción de los neurotransmisores localizados en el cerebro. También en la forma en que se comportan e interactúan las células ubicadas en el cerebro y cómo estas permiten que otras sustancias ingresen en ellas.

La cafeína aumenta los niveles de serotonina. Estas junto con la adenosina nos estimulan, mejoran nuestro estado de ánimo, haciendo que nos sintamos más activos, con más energía. Este efecto de la cafeína dura aproximadamente entre una y siete horas. Sin embargo, todo va a depender del organismo de cada persona. Algunas pueden tomar varias tazas de café al día y dormir tranquilamente por la noche, mientras otras se la pasan en vela, sin poder conciliar el sueño.

Cuando consumimos proteínas (carne, pescado o pollo) el organismo se pone en estado de alerta, ya que las proteínas contienen triptófano, una sustancia que forma parte de los aminoácidos. Estos viajan al cerebro, recibiendo primero tirosina (una sustancia estimulante) y luego recibe al triptófano (la sustancia tranquilizante). Con esto se evidencia el perfecto equilibrio que existe en el cuerpo humano. Para hacer funcionar el triptófano, el organismo necesita glucosa, es decir, necesitamos consumir carbohidratos. Cuando el páncreas libera insulina para procesar la glucosa, contribuye también a la circulación de la tirosina y al triptófano por el torrente sanguíneo.

Aunque consumir alimentos azucarados se asocia con una mejora en el estado de ánimo porque ayuda a segregar hormonas como la dopamina y la serotonina, según un estudio a la larga puede causar trastornos mentales y depresión. 3 www.nature.com Además, mantener niveles altos de dopamina de forma recurrente causa adicción, lo que nos lleva a querer comer más.

Otros alimentos que producen un efecto tranquilizante son la pasta, el pan, el arroz o los granos. Si de grasa se trata, es mejor consumirla con moderación, ya que produce un efecto de sueño y hace que el proceso de pensar se ralentice.

 
se debe comer con moderacion
 


 

¿POR QUÉ NOS GUSTAN CIERTOS ALIMENTOS?

Existen varios factores tanto internos como externos que influyen en nuestro gusto por la comida. Así lo explica Carol Ann Rinzler, autora del libro “Nutrición para Dummies” en el que comenta “Las decisiones sobre el gusto son reacciones físicas que dependen de unos órganos especializados denominados papilas gustativas. Aunque el medio cultural ejerce bastante influencia en lo que a uno le gusta comer, las decisiones sobre preferencias alimenticias también pueden depender de los genes, los antecedentes médicos y las reacciones personales frente a alimentos específicos.” 4 Rinzler C. (2006) Nutrición para dummies. Grupo editorial Norma, S.A. Colombia. P-226
 
Nuestro gusto o rechazo por una comida también depende tanto de su aspecto como del olor. Ambas cosas estimulan respuestas fisiológicas como la salivación o las contracciones estomacales, sinónimo de que nuestro apetito ha despertado.
 
Tanto los alimentos dulces, como los salados y los grasos, son indispensables para que nuestro cuerpo trabaje como es debido. Los alimentos dulces (como las frutas) son una fuente rápida de combustible (el cuerpo los convierte en glucosa para obtener energía).
 
Este tipo de alimento nos hace sentir bien, pues al consumirlos nuestro cerebro le indica a nuestro cuerpo que es el momento de liberar endorfinas. Esta hormona es como un calmante natural. Ese sabor dulce también incrementa los niveles de adrenalina.
 
Cuando tenemos mucha hambre es normal sentir antojos por alimentos grasos. El cuerpo sabe que ese tipo de comida proporciona más energía (aunque también calorías).
 
Por su parte la sal también juega un papel importante, pues nos ayuda a mantener el equilibrio de fluidos en nuestro organismo. Al consumir alimentos que aporten cierta cantidad de sal, se regulan los electrolitos, quienes a su vez intervienen en la activación de los órganos y envían señales eléctricas que fortalecen los músculos.
 
nos suben el animo
 


 

COMIDA CON SABORES POCO AGRADABLES QUE NOS ANIMAN

Que nos guste o nos desagrade una comida va más allá de lo que percibamos a través del gusto, la vista o el olfato. También interviene si nuestra herencia genética nos predispone a rechazarlo o amarlo, o si tuvimos una buena o mala experiencia en la infancia cuando probamos ese alimento.
 
A algunas personas les gustan muy poco los alimentos con un sabor amargo. La explicación parece provenir de nuestros ancestros, pues crearon este mecanismo de defensa porque algunos alimentos amargos son venenosos.
 
Sin embargo, con el pasar de los años, esta herencia genética no ha impedido que disfrutemos de ciertos alimentos como el café o el chocolate. Así lo señala este estudio, donde indican que las personas más sensibles al sabor amargo, son las que precisamente beben más café.
 
Si bien son amargos, el cuerpo con los años aprendió que tienen un efecto positivo sobre nuestro estado de ánimo así como en el desempeño físico.
 
Es importante señalar que ningún alimento producirá un cambio abrupto en nuestro estado de ánimo (ni siquiera el chocolate), solo pueden contribuir a realizar un estímulo para relajarnos y darnos ese empujoncito para ejecutar una actividad.
 
tiene efecto positivo en las emociones
 


 

RESUMEN SOBRE LA COMIDA Y EL ESTADO DE ÁNIMO

No hay duda de que los alimentos contienen sustancias que mejoran nuestro estado de ánimo. Por eso es que tomar una taza de café, consumir proteínas y grasas saludables nos dan energía y nos activan.
 
Pese a ello, nuestro gusto por ciertos alimentos depende tanto de su aspecto como de factores genéticos que nos han heredado nuestros padres. Por eso es que para algunas personas los alimentos amargos son poco atractivos.

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