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¿Por qué siempre tengo hambre?

Existen muchos factores que nos pueden llevar a sentir hambre constantemente. Lo primero que debemos revisar son nuestros hábitos alimenticios. Sin embargo, sentirnos estresados, ansiosos o dormir poco, también afectan nuestro apetito


COMER MUY POCO Y MAL

Todos alguna vez nos hemos levantado tarde, tomado un café rápido (a veces acompañándolo con una tostada) y luego salimos corriendo a trabajar o hacer otras actividades.
 
Comer poco hace que tengamos más hambre, sobre todo si somos personas muy activas. Mientras más nos vemos, más energía consume nuestro cuerpo, y solo la podemos reponer a través de los alimentos.
 
También hay factores que pueden incrementar nuestras ganas de comer, como la edad, nuestra altura y la forma en que trabajan nuestras hormonas, lo que nos lleva al mismo punto: para que el cuerpo pueda llevar a cabo todas sus funciones correctamente, necesita energía.
 
De hecho está comprobado que mantener una dieta rica en proteínas, acompañándola equilibradamente con otros macronutrientes, promueve la saciedad y la pérdida de peso.
 
proteina promueve la saciedad
 


 

ESTRÉS, DEPRESIÓN O ANSIEDAD

Es normal que durante un período de estrés sintamos mucha hambre, sobre todo por aquellos alimentos que contienen muchas calorías.
 
Según está investigación, cuando estamos estresados, nuestro cuerpo activa diferentes mecanismos que generan una conducta compulsiva por consumir alimentos apetitosos, todo con el objetivo de aliviar el estrés.
 
El problema de dejarnos llevar por esos impulsos, es que podemos terminar sufriendo de obesidad. Una de las zonas que más se ven afectadas por esta conducta es el abdomen, y precisamente la acumulación de grasa visceral es la más peligrosa de todas.
 
Las emociones negativas como la ansiedad, el miedo o la tristeza, también nos llevan a querer comer demás. Aunque las personas que limitan constantemente su alimentación para no subir de peso, pueden ser más propensas a sentir más hambre por esos sentimientos, según lo señala este estudio.
 
persona estresada
 


 

NO DORMIR LO SUFICIENTE

Un artículo publicado en el año 2011 señala que dormir mal genera alteraciones metabólicas que causan un aumento de peso y aumentan el riesgo de sufrir de obesidad.
 
Esto se debe a un desajuste en ciertas hormonas. Sí dormimos muy poco, nuestro cuerpo produce más grelina, una hormona encargada de regular el apetito.
 
La falta de sueño disminuye la hormona leptina, responsable de suprimir la sensación de querer comer. Al dormir el tiempo suficiente descienden los niveles de grelina, mientras aumenta la leptina, lo que nos ayuda a controlar mejor nuestro apetito durante el día.
 
Además, dormir poco puede estresarnos, lo que sin duda aumentará más nuestras ganas de comer. Por eso lo ideal es que tengamos un sueño reparador que dure por lo menos 7 horas cada noche.

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