Cuando dejamos de lado cualquier tipo de actividad física, significa que nos hemos vuelto sedentarios. El ritmo de vida tan agitado que llevamos a veces nos puede alejar por un día o dos de nuestra rutina de ejercicios. ¿Pero qué pasa cuando nos volvemos sedentarios? Dejar de ir al gym un par de días no hace una gran diferencia. Pero cuando esta situación pasa de semanas e incluso meses, podemos comenzar a ver las consecuencias tanto a nivel estético como en nuestra salud en general. 1 Rallo J. (2013) Ponerse en forma para dummies. Centro Libros PAPF. España. P-7
TODO NOS CUESTA MÁS
Al ejercitarnos de forma regular, nuestro sistema cardiorrespiratorio se mantiene activo. Nuestro pulmones aumentan su capacidad, producimos más hemoglobina en la sangre, lo que se traduce en un mayor transporte de oxígeno por todo el cuerpo. Por lo tanto nuestro corazón se vuelve más fuerte, 2 Rallo J. (2013) Ponerse en forma para dummies. Centro Libros PAPF. España. P-64 al tener que bombear más sangre.
Pero cuando somos sedentarios, estos beneficios se van perdiendo. El corazón se acostumbra a trabajar a media máquina, pues ya nadie le exige que se esfuerce un poco más. Todo esto nos lleva a cansarnos más rápido. 3 smoda.elpais.com Subir varios tramos de escalera, o hacer cualquier otro esfuerzo que antes era muy fácil, con las semanas comienza a parecer todo un reto.
A medida que nos hacemos mayores, es natural que todo nos cueste un poco más. Abrirle la puerta al sedentarismo facilita ese proceso biológico natural que nos hace envejecer. 4 www.lavanguardia.com
NUESTRO HUMOR CAMBIA
Permanecer sedentarios por largos periodos de tiempo puede volvernos irritables y hacer que acumulemos más estrés. El ejercicio además de mantenernos en forma, también es un relajante natural. Además nos ayuda a controlar los niveles de ansiedad. 5 okdiario.com
Cuando somos sedentarios, dejamos de percibir ese subidón de hormonas (como la serotonina) que produce nuestro cuerpo al practicar una actividad física. Así que nuestros niveles de felicidad, satisfacción y alegría disminuyen. 6 archivo.crhoy.com Nuestra fuerza no es igual, pues los niveles de adrenalina tampoco son los mismos.
Somos más propensos a sentirnos deprimidos porque nuestro cuerpo extraña la serotonina que recibía al hacer ejercicio. 7 www.vitonica.com Podemos sentir la necesidad de comer alimentos dulces, porque perdemos las dosis de dopamina que nos brinda el deporte. 8 www.vitonica.com
EL SUEÑO DESAPARECE
Es natural que nuestro sueño se vea afectado porque nos cansamos menos. Nuestro cuerpo tiene suficiente energía como para evitar ir a la cama.
El insomnio también puede aparecer por tener niveles bajos de serotonina. 9 www.vitonica.com Así que esta hormona que producimos cuando nos ejercitamos, además de brindarnos felicidad, nos ayuda a conciliar el sueño.
Pero si estamos de vacaciones, o simplemente no podemos salir de casa, ¿qué importa acostarnos tarde? Pues sí que tiene mucha importancia. Según el entrenador personal Juan Rallo, cuando dejamos de dormir, comenzamos a ganar peso. En su libro “Ponerse en forma para dummies” comenta “Aunque no te lo creas, dormir también ayuda a mantener la línea. Y no lo digo yo, sino estudios de lo más serio, pues mientras dormimos segregamos una hormona, la leptina, que reduce el apetito al imponerse a la ghrelina, otra hormona que hace todo lo contrario. Conclusión: si duermes poco gana la ghrelina, comes más y engordas.” 10 www.lavanguardia.com
Rallo también señal que dormir poco afecta el de forma negativa a nuestro sistema inmunológico así como otras funciones que lleva a cabo el cuerpo cuando estamos dormidos (como el desarrollo de los tejidos, entre ellos la masa muscular.)
NUESTRO METABOLISMO SE VUELVE PEREZOSO
Ya sabemos que uno de los factores que activa el metabolismo es realizar una actividad física. Esta nos permite quemar los depósitos de grasa que tenemos acumulados. Cuando somos personas activas nuestros músculos crecen y consumen energía incluso si estamos en reposo. Así que nuestro metabolismo se mantiene ocupado.
Pero cuando nos volvemos sedentarios, nuestro metabolismo también se pone perezoso. Nuestros músculos ya no demandan tanta energía, porque dejamos de movernos tanto como antes. Probablemente seguimos comiendo igual. Cuando nos mantenemos activos podemos quemar esas calorías que nos aportan los alimentos, al dejar de hacerlo, esa energía no tiene forma de salir. Así es como llenamos de nuevo los depósitos de grasa. 11 www.lavanguardia.com
LO QUE HEMOS APRENDIDO
Cuando nos volvemos sedentarios, nuestro corazón trabaja menos. Dejamos de percibir tanto oxígeno como antes, así que nos cansamos más rápido ante cualquier esfuerzo.
Nos volvemos irritables e incluso podemos llegar a deprimirnos, porque la rutina de ejercicios nos ayudaba a segregar hormonas que ya no obtenemos. Nos cuesta más lidiar con el estrés y la ansiedad, pues ahora nos cuesta más liberarnos de ellos. Así que probablemente, crezcan nuestras ganas de comer alimentos con un gran contenido de azúcar.
El sueño también se ve afectado cuando nos volvemos sedentarios. Como dejamos de gastar esa energía que nos sobra, nuestro cuerpo comienza a tener suficiente como para ahuyentar al sueño. Si dejamos de dormir lo suficiente y de acumular energía, podemos comenzar a subir de peso.
Permanecer sedentarios hace que nuestros músculos dejen de crecer. Como consumen menos energía para mantenerse, nuestro metabolismo se vuelve perezoso. Ya no tiene tanto trabajo como antes.