1. Introducción 2. ¿Qué es el sistema inmunológico? 3. Significado de la palabra inmunológico 4. Partes del sistema inmunológico 5. ¿Cómo funciona nuestro sistema inmunológico? 6. Tipos de respuesta inmune 7. ¿Por qué se debilita el sistema inmunológico? 8. Cuando el sistema inmunológico ataca nuestro cuerpo 9. Tips para reforzar nuestro sistema inmunológico 10. Lo que hemos aprendido del sistema inmunológico
Nuestro sistema inmunológico es una barrera natural que protege nuestro cuerpo. Existen muchos factores que pueden afectar nuestra salud. Algunos de ellos no lo podemos controlar. Como es el caso de las enfermedades que se esparcen rápidamente en el ambiente donde nos encontramos. Otras veces nuestras defensas se ven afectadas por los malos hábitos de vida que llevamos.
Incluso sin darnos cuenta, nuestro sistema inmunológico puede atacarnos, generando enfermedades que lo debilitan. Por eso lo mejor que podemos hacer es tratar de mantener una vida saludable. De esta forma nuestro organismo puede obtener todos los macronutrientes así como los micronutrientes que son tan necesarios para que pueda cumplir todas sus funciones adecuadamente.
¿QUÉ ES EL SISTEMA INMUNOLÓGICO?
Nuestro sistema inmunológico es el encargado de realizar una serie de procesos para mantenernos protegidos y en equilibrio ante la llegada de elementos que pueden resultar dañinos para nuestra salud. 1 scielo.isciii.es Si este funciona como es debido, nos protege de infecciones que a la larga terminan desarrollando enfermedades.
Pero nuestras defensas también nos protegen de nosotros mismos, pues el organismo también puede generar elementos dañinos. Este caso se presenta cuando las células envejecen o se dañan creando mutaciones (es decir, tumores).
SIGNIFICADO DE LA PALABRA “INMUNOLÓGICO”
La palabra inmunológico pertenece a la rama de la “inmunología”. Esta última es la rama de la biología que se encarga del estudio de la inmunidad biológica de los seres vivos. 2 definicion.de En palabras sencillas, estudia cómo responde nuestro cuerpo ante la llegada de agentes externos.
PARTES DEL SISTEMA INMUNOLÓGICO
Nuestro sistema inmunológico no se encuentra confinado en un solo lugar del cuerpo. Por eso existen varios órganos involucrados en prestar ayuda. 3 Pese a esta conexión con todo nuestro organismo, los órganos principales que intervienen para darles vida a nuestras defensas se pueden dividir en dos grupos:
Órganos linfoides primarios
- Aquí encontramos de primer lugar a la médula ósea. Es la zona esponjosa que se encuentra en gran parte de los huesos, como en la cadera, en los huesos del cráneo, en las costillas o el esternón. Todas las células son creadas en la médula ósea. En otras palabras, es aquí donde nace toda nuestra sangre. Es decir, que además de crear nuestras células madre, también se encarga de producir los leucocitos y los linfocitos. Además en la médula ósea es donde maduran los linfocitos B.
- En segundo lugar tenemos al timo. Este órgano se encuentra en el tórax. En este lugar maduran los linfocitos T que provienen de la médula ósea. Los linfocitos se encargan de activar otras células para dar respuesta a las infecciones. 4 topdoctors.es
Órganos linfoides secundarios
- El bazo es un órgano que tenemos justo detrás del estómago. Entre sus funciones se destaca la destrucción de los glóbulos rojos que ya están viejos o dañados. En él también se localiza los linfocitos T y los linfocitos B.
- Los ganglios linfáticos son órganos que se encuentran por todo el sistema circulatorio linfático y se conectan por medio de los vasos linfáticos. Aquí se hallan tanto los linfocitos T como los B. Este sistema linfático se parece al sistema circulatorio, solo que en vez de transportar sangre, lo que transporta es la linfa (un líquido compuesto por los glóbulos blancos). Es muy común ver inflamación de los ganglios ubicados en el cuello, las axilas, el mentón o la ingle.
- Para defender nuestro cuerpo contamos con otros aliados como lo son el tejido linfoide asociado a las mucosas. En ellos también se lucha contra los agentes externos que entran en estas zonas, pues contienen los linfocitos T y B. Estos su vez se dividen en:
- BALT Es el tejido relacionado con nuestro aparato respiratorio.
- GALT Es el tejido que se encuentra en las amígdalas (garganta), en las placas de peyer (intestino delgado) y en el apéndice.
- MALT Es el tejido asociado a las mucosas.
¿CÓMO FUNCIONA NUESTRO SISTEMA INMUNOLÓGICO?
Ahora imaginemos que esos invasores logran pasar la primera línea de defensa a través de un corte en la piel, o entraron a través de la mucosa. Cuando esto sucede, se encuentran con nuestra segunda línea de defensa. Está la compone el propio sistema inmunitario junto con todos los órganos y células que crea nuestro organismo para defenderse.
Los principales guerreros en nuestra segunda línea de defensa son los leucocitos. También son conocidos como glóbulos blancos. Viajan continuamente a través de los vasos sanguíneos para luchar contra las infecciones y las enfermedades. Los leucocitos se dividen en:
De segundo encontramos a los linfocitos B y T. Los linfocitos B son los responsables de la creación de nuestros anticuerpos. Los linfocitos T se dividen en linfocitos T colaboradores (estimulan a los linfocitos B para que produzcan más anticuerpos. También llaman a más linfocitos T) y los linfocitos T citotóxicos (eliminan a los invasores). 6 ncbi.nlm.nih.gov Si los macrófagos no pueden destruir al patógeno, los linfocitos B y T entran en acción, terminando la tarea.
Mientras todo este proceso se da en nuestro cuerpo, este comienza a enviarnos señales de que algo no anda bien. La más común es la fiebre. La elevación de la temperatura corporal ayuda al sistema inmunológico a combatir al invasor o los invasores activando a los macrófagos.
Otra reacción de nuestro organismo es inflamar la zona que se está viendo afectada. Las citoquinas son las encargadas de esta tarea. Es la forma que tiene el sistema inmunológico de aislar a los invasores para que no causen daño en otras zonas. Las citoquinas también son las responsables de llamar a otras células para combatir al agente externo. En este caso, los primeros en llegar son los neutrófilos.
TIPOS DE RESPUESTA INMUNE
Nuestro cuerpo tiene tres niveles de inmunidad:
- Respuesta innata: Nacemos con ella. Esta ataca a cualquier invasor sin hacer ningún tipo de distinción. Sin embargo, esta respuesta no es específica, no dura mucho, ni el cuerpo guarda información de lo que ocurrió. Así que atacan a los invasores de forma muy genérica. En este proceso participan los fagocitos.
- Respuesta inmunitaria adquirida: Nuestro cuerpo estudia la infección y guarda información de ella. Es decir, si ya sufrimos de varicela por ejemplo, lo más probable es que nunca volvamos a padecer esta enfermedad. En otros casos como la gripe, una vez destruida la amenaza, está memoria inmunitaria nos permite reaccionar mejor y mucho más rápido la próxima vez. 7 La respuesta inmunitaria adquirida a su vez se divide en dos tipos:
- Inmunidad humoral: Participan principalmente los anticuerpos (linfocitos B), quienes reaccionan ante microorganismos extracelulares (es decir, invasores que andan navegando por nuestro organismo, sin haber entrado todavía dentro de una célula), lo neutralizan o lo marcan para que sea destruido por los fagocitos.
- Inmunidad celular: Intervienen los linfocitos T, quienes se encargan de enviar la alarma, avisando que existen invasores en el organismo. A estos invasores se les llama microorganismos intracelulares, pues ya se han infiltrado dentro de las células.
- Inmunidad humoral: Participan principalmente los anticuerpos (linfocitos B), quienes reaccionan ante microorganismos extracelulares (es decir, invasores que andan navegando por nuestro organismo, sin haber entrado todavía dentro de una célula), lo neutralizan o lo marcan para que sea destruido por los fagocitos.
- Respuesta inmunidad pasiva: Es un tipo de defensa prestada, pues la conseguimos del exterior y dura muy poco. Cuando somos bebés, nuestras madres nos transfieren sus anticuerpos a través de la placenta o la leche materna. Pero estos solo viven en nuestro organismo hasta que cumplimos entre seis y doce meses de edad. Otro buen ejemplo es cuando nos hacemos una herida con un metal y debemos inyectarnos un suero contra el tétanos. Como esta no dura toda la vida (pues no se guarda en nuestra memoria inmunológica), cada vez que suframos una herida de este tipo, debemos inyectarnos el tétanos. 8
¿POR QUÉ SE DEBILITA EL SISTEMA INMUNOLÓGICO?
1
Trastornos por inmunodeficiencia
Los podemos heredar genéticamente o adquirir debido a factores externos. 9
2
Las alergias
El sistema inmunológico responde de forma exagerada a un elemento que generalmente no produce molestia. 10
3
El estrés
Cuando nos sentimos estresados el cuerpo segrega más adrenalina y cortisol.
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4
Dormir poco
El exceso estrés y de la producción de cortisol, nos impide conciliar el sueño. 12
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La edad
A medida que vamos creciendo, nuestro sistema inmunológico tarda más en responder a los patógenos. 13
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La contaminación
La contaminación en el aire genera una acumulación de toxinas dentro de nuestro organismo. 14
CUANDO EL SISTEMA INMUNOLÓGICO ATACA NUESTRO CUERPO
TIPS PARA REFORZAR NUESTRO SISTEMA INMUNOLÓGICO
1
Beber té
Una forma natural, económica y sencilla de fortalecer nuestro sistema inmunológico es preparar té con distintas hierbas. 16
2
Realizar una actividad física
Hacer ejercicio de forma frecuente también eleva nuestra temperatura y la circulación sanguínea. Además es una excelente forma de desechar toxinas, combatir algunos gérmenes y disminuir los niveles de estrés.
3
Mantenernos hidratados
El agua es la opción más sana para mantenernos hidratados en todo momento. Nos facilita la eliminación de toxinas y tiene un efecto positivo en las mucosas. Mantener las mucosas húmedas nos protege de los patógenos.
4
Dormir bien
Como ya vimos, dormir lo suficiente (un mínimo de siete horas) y evitar pasar por tiempos prolongados de estrés, es importante para que nuestro sistema inmunológico permanezca fuerte. Esto le facilita a nuestro organismo la creación de nuevos tejidos y células.
5
Baños de agua fría
Aunque ducharnos con agua fría puede resultar un poco complicado, esto también aumenta la circulación de la sangre. Nuestro cuerpo al tratar de recuperar el calor perdido, incrementa la producción de glóbulos blancos.
6
Alimentarnos de forma saludable
La alimentación es el pilar fundamental que nos permite tener un sistema inmunológico fortalecido. En nuestra dieta siempre deben estar presente los alimentos cítricos de todo tipo. También las verduras como las espinacas o las hortalizas como el pimiento rojo. 17
7
Tomar alcohol con moderación
Si bien el alcohol tiene sus lados positivos como relajarnos, cuando se trata del sistema inmunológico no resulta ser tan beneficioso. Beber alcohol con mucha frecuencia disminuye la eficacia de los glóbulos blancos. 18
LO QUE HEMOS APRENDIDO DEL SISTEMA INMUNOLÓGICO
Nuestro sistema inmunológico es un ejército de células que nacen en la médula ósea y viajan a través de todo nuestro cuerpo gracias al sistema circulatorio linfático. Sin embargo, otros órganos como el timo, el bazo y los ganglios linfáticos también intervienen en este proceso defensa.
Nuestro sistema inmunológico cuenta con dos líneas de defensas principales. La primera son la piel y las mucosas. Si los patógenos (los invasores) logran pasar, entonces se consiguen con nuestra segunda línea de defensa, es decir, el propio sistema inmunológico. Células como los leucocitos y los linfocitos son los encargados de detectar, capturar y destruir estos invasores que nos causan infecciones así como distintas enfermedades.
A toda esta batalla se le conoce como respuesta inmune. Nuestro cuerpo posee 3 tipos de respuesta inmune. Nacemos con la respuesta innata. No es una respuesta específica, pues ataca a cualquier invasor. En cambio con la respuesta adaptativa, nuestro cuerpo guarda información sobre cada invasor. Si estos vuelven a atacar, el cuerpo ya sabe cómo vencerlos fácil y específicamente. Por último la respuesta pasiva son anticuerpos que nos presta nuestra madre a través de la leche materna o la placenta, los cuales nos abandona entre los 6 y 12 meses de edad.
Existen factores que pueden debilitar nuestro sistema inmunológico. Algunos no lo podemos evitar como la edad, los trastornos por inmunodeficiencia, las alergias, el estrés o la contaminación ambiental. Incluso existen casos donde el propio sistema inmunológico nos ataca, pues pierde la capacidad de diferenciar entre las células buenas y malas.
Por ello debemos mantener nuestro sistema inmunológico fortalecido a través de la alimentación, el ejercicio y durmiendo bien. Una correcta alimentación es aquella donde incluimos diariamente una porción de proteínas, carbohidratos y grasas saludables. Mantenernos hidratados con agua y moderando el consumo de alcohol, son factores que nos permiten mantener nuestras defensas en alto. Hábitos saludables tan sencillos como darnos un baño de agua fría o evitar el exceso de alcohol, también nos ayudan en esta tarea.