Pero uno que siempre está presente, sin importar la dieta que lleves, es el apetito. Recuerda que hambre es una necesidad fisiológica. El apetito es producto de malos hábitos, ansiedad o desajustes hormonales.
La solución está al alcance de tu mano y no implica una dieta milagrosa. Cambiando tus hábitos podrás reducir las ansiedad y así controlar todos los procesos en tu organismo. Veamos unos trucos muy sencillos que te ayudan a lograrlo:
Dejar de comer es un error que nunca debes cometer. Por eso lo ideal es que tengas 3 comidas al día, además de una merienda en la mañana y otra en la tarde. Así controlas tanto la glucosa como la insulina en la sangre, es decir, tu cuerpo no te pedirá comida a cada momento. | |
Incluye siempre una porción de proteína en todas tus comidas y meriendas. La proteína también te ayuda regula la glucosa en la sangre además de mantenerte saciado por más tiempo. | |
Evita los alimentos procesados, porque están hechos para que tu cuerpo pida más. | |
El ejercicio es tu gran aliado para a controlar el apetito. Es verdad que la actividad te dará hambre, pero lo importante es que tu cuerpo segrega hormonas. Es decir, que podrás controlar mejor las ganas de comer. | |
El agua es elemento que siempre debe estar presente en tu alimentación. Tomar un vaso de agua una hora después de comer, aumentará la sensación de saciedad. |
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